II DOMINGO DE PASCUA
Evangelio: Jn 20,19 – 31
Los discípulos estaban en una casa con las puertas cerradas por miedo a los Judíos. Y Jesús entró y se puso en medio de ellos y dijo: “Paz a vosotros” Les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver a Jesús. De nuevo les dijo: “La Paz sea con vosotros”. “Como el Padre me ha envíado, así también os envío Yo”.
Jesús me hace una invitación a vivir con valentía y alegría su resurrección anuncia
Veo con mucho dolor el sufrimiento de la gente por diferentes motivos. ¿Cuál es mi postura frente a los demás que sufren en el mundo? ¿frente a mí misma, cuando las contrariedades de la vida hieren mi orgullo?
Jesús con su presencia me envía a anunciar con mi vida que Él vive, Él es Fiel y permanece para siempre. Tengo que vivir vigilante, siendo Luz para los demás. Hoy en la oración, pedí luz al Señor, ser para cuantos me rodean esa alegría que he vivido la noche de Pascua. Él me dio un mandato, AMAR COMO ÉL ME HA AMADO; en mi vida personal es un reto esta exigencia. Vivir siempre despierta a su llamada en el día a día. Tener mi corazón siempre abierto a las sorpresas del Señor y sin miedo dar respuesta, aceptando el misterio con fidelidad.
Para Jesús no fue fácil cumplir la voluntad del Padre, pero dijo: “Padre no se haga mi voluntad, sino la Tuya…” Dios me hace fuerte y no me abandona, Él está presente, no me deja sola ni un solo instante.
¡ALELUYA! ¡HA RESUCITADO, ÉL ESTA VIVO, CAMINA CONMIGO Y ME ENVÍA A PROCLAMAR AL MUNDO ENTERO QUE ÉL VIVE.
Que mi vida sea luz y misericordia conmigo misma y con los demás.
Tomás reconoce a Jesús en las llagas, en las llagas del mundo y en sí mismo.
Raquel Barrón, mel
@raquelbarron81