VII DOMINGO DE PASCUA
Evangelio: Juan 17, 20-26
Han pasado más de dos mil años y Jesús mantiene su presencia entre nosotros. Y es que el propio Jesús pedía por todos aquéllos que, por el anuncio de la Palabra, creyesen. Entre esos estamos nosotros. Para mí esto supone un agradecimiento, un compromiso y una responsabilidad.
Un agradecimiento a todos aquellos que, durante todo este tiempo, de una u otra forma, se han dejado hacer por Dios, se han enamorado de Jesús, y, como San Pablo, se han comprometido a transmitir lo que recibieron. Nosotros somos lo que somos, y vivimos nuestra fe, gracias a ellos.
Un compromiso porque debemos mantener la cadena. Hemos de asumir que 
Finalmente tenemos una responsabilidad. La responsabilidad de la unidad. Él está en nosotros, y Dios en Él. El Amor es el mandamiento nuevo, el Amor es lo que nos une a Dios, y sólo amándonos unos a otros seremos signo de Dios en el mundo, para que el mundo crea.
Esto es lo que Jesús nos da a conocer para que el Amor de Dios esté en nosotros.
Demos gracias por el don de la fe y, uniéndonos a la oración de Jesús al Padre, pidamos que siga enviando obreros a su mies; obreros como tú y yo que debemos transmitir la Alegría del Evangelio.
Para esta tarea tenemos la mejor compañía: “…como también yo estoy con ellos”. Y si Jesús está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Dejemos, pues, que sea Jesús quien nos guíe.
David Ortiz Rodríguez, MEL